Te regalaba una música de veredas, adentro de una bolsita con agujeros, la colgabas cerca de las orejas para no perder nada.
Un día te reíste sin parar y de pequeñez nomás, te dibujé soles en los muros y uno de papel bien recortado para ponerlo sobre tu saco como un prendedor de oro.
Otro día me senté al lado de tus ojos, primero los mire de costado y después de frente. Después nos abrazamos un ratito. Ese día lo recuerdo perfectamente te regale el dibujo del mate y las palabras eran todas líquidas.
(Del lat. praemīum).
Pequeño favor con que se pretende consolar a quien ha visto frustradas sus esperanzas.
3 comentarios:
ihhhhh gracias lo de llorar ocho horas diarias lo estas haciendo cierto, gracias por ser ese horizonte, la vida nos premia con los amigos a mi te tocaste en suerte !!! yupi yupi yupi !!!!!!!!!
te quierooooooooooo hasta el sol !!!
Te regalaba una música de veredas...
A veces, sólo a veces, las palabras que salen de mi boca pasan por mis ojos, antes de trepar hasta mis oidos.
que invierno tan bellisimo!!!
dolita esto brilla brilla!
besos!
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