miércoles, 12 de noviembre de 2008

Samskeyti (sigur ros)

Desesperaba y no, como una mañana de esas que no empiezan nunca y se dilatan. Como una pupila pegada a una vela diminuta. La mañana se detiene y dura un día quizás dos. Un gris que cambia con el viento y una tormenta a lentitud soberana, desea la lluvia y no llueve, se cubre la cabeza y las gotas no caen jamás. El agua se huele en el aire. Los helechos se ponen verdes como augurio.

1 comentario:

hasta las pepas dijo...

"Los helechos se ponen verdes como augurio".
y nosotros nos arrimamos a los aleros y a camas cerca de ventanas, como esperanzados.

gracias por tus lindos comentarios, se sienten cerquita.
abrazo grande (y verde)

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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