En los sueños, los pasados tenían unos dientes horribles. Comer es volver para adentro lo que es de afuera o lo que no es, lo que habría sido.
Los afuera y los habría son una posibilidad persistente mientras se suceden las noches y los sueños no duran la vigilia.
Los dientes enterrados en mi cuello son todas las historias del mundo y ya he mordido. El cocinero y el comensal, el devorador devorado.
Para despertarme perdí los ojos en un patio y ayuné.
martes, 16 de diciembre de 2008
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- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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