Se repitió tres veces la misma sucesión, di tres respiraciones a mis costados más inermes.
El primer número se repite todas las veces posibles y si miro el reloj me asusto porque nada se detiene frente a mi, todas las esquinas son ninguna y sin cruces me pierdo en ese mar de esquinas que llamamos ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario