sábado, 13 de diciembre de 2008

Untitled

I
Un cubrecama con flores me esperaba, con flores de hostería o de la casa de mi nona. El gesto excedía la estampa y la memoria de las cosas.

II
Un amador con el nombre de todos los pretéritos, no importa, no me importa. Los pasados se quemaban de a uno, uno por uno, uno por uno, consecutivamente.
Llueve para que las cenizas no se dispersen.

III
Semanas húmedas, humedecidas, con el olor de la ciudad mientras se suceden las lluvias, y olvidé los paraguas para mojarme como es debido.

IV
Uno de los libros decía para un eclipse hacen falta tres. Tengo una luna escondida en un bolsillo.

2 comentarios:

hasta las pepas dijo...

grande alegria grande! me florecieron los cubrecamas asi como por contagio. hasta me quedo con el olor a pino de las camas resecas en las hosterias viejas, en el campo.
un abrazo grande

Teodoradorna dijo...

me habia olvidado de esa imagen, del pino fragante, de los viajes más allá de las cosas y los lugares.
un abrazo grande igual que el tuyo.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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