Nunca supe como se llaman los que como yo, se toman el colectivo todas las mañanas o las tardes. En ese mar de viajes constantes somos una suma de anonimatos.
Me bajo, voy a una esquina marcada con tiza violeta, espero y encuentro. En el abrazo, tácito se nombra el nombre, llamarse es definir esa pronunciación sustantiva y propia con olor, textura, el sentimiento intenso que distingue al uno del millón.
Encontré uno, entre los plurales. En el abrazo encuentro al singular, al que no se repite ni alitera, al que hace de todas las esquinas, una sola bocacalle.
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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