La escasa probabilidad de estar sin estar, de vagar por ahí de cuerpo ausente; de borrarse del rastro de saliva que define ese contorno a donde van a dar los suicidas, donde se deja morir a discreción el gesto imperceptible.
El acantilado donde cae la excepción que colapsa la regla, ese segundo sin tiempo, ese lugar donde el reloj pierde el sentido y todo sobreviene en circular.
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