lunes, 21 de diciembre de 2009

2.12

Uno no sabe hasta que sabe, pisar el pasto de Yan-Tsé y llovía, siempre llueve cuando se tiene que ir ese fragmento de todo que ya no pertenece.
 Era un ritual casi sagrado no saberme más así, de burlar el tiempo y consagrarlo, en ese río que no nos reconoce dos veces con el mismo vestido azul.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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