Iluminarse en la pregunta oriental, en la orientación, la trayectoria, en el ciclo apenas tocado en su grado cero.
Algo es todo, nada es algo y así andamos, un mínimo en estado de amplificación y lo tráslucido de los gestos.
Ninguna adivinación es en el vacío, algo lleno hay en esa duda que pregunta junto al día, la noche más quieta que nunca, sabía y dormía, duermo y se del abrazo al cuerpo de la duda, me despierto y despido, le doy la bienvenida oportuna y desayunamos, en la misma mesa, una al lado de la otra en estado idisoluble.
Ojos abiertos, la claridad en la hora exacta nunca ciega.
Por ir y por venir, un abrazo.
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