El agua había llegado hasta el borde de mi sueño, la cama ese barco sin muelle a la vista salvo hasta mañana.
Flotar y naufragar.
Una isla nacida de una de las patas, de las cuatro patas, de la cuadrúpeda condición de animal, de no ser pez.
Mirar hacia arriba, el nivel del agua tapando los oídos, haciendo audible eso del ritmo y la propia corriente, dormir ese prodigio gris/azul, despertar por los pies, la boca es la otra orilla.
domingo, 6 de diciembre de 2009
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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