El hallazgo en un día cualquiera, el modesto botín de oro y alpaca de un rato aburrido.
Los regalos no siempre llegan al momento de darlos o recibirlos, los regalos adquieren su magnificiencia de inolvidables cuando su tiempo se acompasa y toca donde tiene que tocar y festeja lo oportuno, entonces brilla y brilla mucho y hace incandescentes las noches vulgares.
Fue el primero de varios regalos, pero el regalo Gonzalez vino desde la ceguera, desde una especie de videncia y llegó hoy tantos meses después cuando no tenía ni sabía que ver, cuando había repasado y acariciado esta metamorfosis de casa y de mi.
La música hace visible lo desapercibido.
Gracias por el regalo que recién lo festejo por primera vez con tantas lunas en medio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario