miércoles, 3 de abril de 2013

Sinestesia de la invisibilidad


El espacio se amplifica, palpita en sordina y se te acompasa con el corazón, en ese segundo se te llenan la boca y los ojos de nubes, y en una garua lenta y duradera te desprendes del mundo y el cuerpo se te hace aire. El viento de la ventana te atraviesa y se desbaratan las grullas que llevas dentro. Las grullitas de los deseos, las palabras redondas, los olores caprichosos y la risa sonora.
El viento atraviesa y se frena en la pared, en alguna de las muchas, de las incontables, de las infinitas.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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