domingo, 15 de junio de 2008

postales escritas

Una imagen.
A contraluz la espalda arqueada hacia atrás, las piernas como una silla con un respaldo de senos. La luz recortaba con su filo incandescente la ausencia de los invitados a la mesa.


Segunda imagen.
Un grano de sal, una nube de pimienta verde descansando en la concavidad del ombligo ovalado. La cerámica era piel blanca.
Un tenedor le puso fin a la escena, mientras quitaba de entre mis dientes el sabor a nada.



Tercera imagen.
La topografía de la diagonal que nace en la cintura, deslizaba por ahí letras rodantes, prólogos de un cuento inconcluso escrito en colaboración. Cerca de la rodilla en su lado interno se hallaba el fin del relato, de todos los relatos.



Cuarta imagen.
El epílogo tenía como letra capital la primera vértebra lumbar, un renglón ondulado de lado a lado, derecha a izquierda oscila la lengua del que narra en primera persona, en una única persona.

2 comentarios:

maria a secas dijo...

instantaneas para gusrdar en el bolsillo y leerlas en un dia de esos cuando se olvida que todos los dias son domingo........

luks dijo...

que lindas cosas estais escribiendo amiguita

gracias

adeu!

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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