Mi pelo anocheció. Detrás de mi oreja derecha se crecía una almohada, de la izquierda una sábana a rayas. En la boca aguardaban las ensoñaciones que jamás logro recordar; debe ser porque las lenguas me chupan y me comen.
Yo volvía a esperar para peinar mi pelo. La noche duraba el día.
1 comentario:
genial para mi mañana!
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