Erguirse vertical sobre la línea que describe el cielo contra el sueño. Pender de ahí, colgarse y dejar los pies suspendidos en el aire estirados en punta queriendo alcanzar donde no se llega.
Balancearse violando una geometría arbitraria.
Volverse circular y ondulante como si una tormenta creciera ahí.
Equilibrarse sobre ese punto que inventa un precipicio.
jueves, 8 de enero de 2009
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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