Soñé con bocas, eran gigantes y plurales, devoraban con esa intensidad propia de los hambrientos. Masticaban partes del cuerpo y me llenaba de marcas de dientes ajenos.
Había una sola de todas ellas que era singular, color ciruelas maduras; era toda de lenguas.
Todo terminó cuando a mi costado, a mí alrededor, en mi circunferencia y en mi perímetro estaban los dientes caídos como estrellas fugaces.
jueves, 8 de enero de 2009
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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