domingo, 15 de febrero de 2009

Interrupción.

La calle estaba cortada, las veredas son dos y yo una.
Los autos habían desaparecido.




-Eu, shh, si usted, la que está ahí.
-hola! dígame?
-No tengo nada que decir, dígame usted.
-Pero usted me llamó.
-No se equivoque, la vi, la mire ahí.
-¿Qué quiere?
-Pintar una pared, y usted?
-Que se largue a llover así veo por donde desaparece el agua.
-Aquí no hay bocas de tormenta, esas están más adelante o más atrás pero aquí no hay ninguna, es imposible desaparecer. Llore, quizás eso sirva como sustituto.







No pude, lo intenté y no fue posible,
compre una botellita de agua
y la vacié en la calle.
Una piedra era el puente, me quede ahí, quieta,
muda, mirando como ese boceto de arroyo se deslizaba,
metí un pie, el río no me fragmenta.
Se largo a llover solo en esa cuadra, la nube era la sombra.

2 comentarios:

oyomepongoloco! dijo...

buenííííííiiiiiiiiiiiisimo!

no te voy a decir "tal cual frase estuvo muy buena", todo todo lindo lindo! quiero que llueva en este instante, ya mismo. Me voy a dormir la siesta en una boca de tormenta, ta luego.

hasta las pepas dijo...

guapa!

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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