Escribir historias con nombres, con personas pequeñas, con esquinas ciertas, esas mismas historias brillan con una ausencia enceguecedora, les pierdo la cola y la boca, los personajes tienen ojos gigantes y miran mucho, y miran largo, inventan un horizonte longilineo en los costados del mundo y yo no tengo la distancia necesaria para dibujarle las trayectoria de sus diálogos ni para inventarles una novia lejana y esquiva, menos aún para vislumbrar como es su mesa de madera o su ensoñación.
A falta de historias más oráculos y lo que venga de cualquier grieta que en su perfume incite a ver el más allá del más acá.
A su salud.
(Se pide a los músicos afiliados al gremio o al coro polifónico de grillos estivales acercar una música que acompañe los oráculos sagrados, el que no sea músico vale también una modesta selección)
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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