martes, 18 de agosto de 2009

Casas IV

(para el del buenayre)
 
La casa estrena esas músicas del ártico, donde ese color boreal es capaz de teñir un ambiente, me tiñe  e invita en esa coloración azul cerúleo, matizando con añil, ultramar.
No sé donde está el mar, ni donde el río, pero hoy me siento un pez cruzando todas esas aguas, un salmón u otro pez; la casa es toda líquida y hago sapitos con las piedras pequeñas que traje de la anterior. Un sonido sincopado, una percusión casi perfecta, un grano de arena en mi té.
La música se apodera de toda la casa y yo con ella.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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