Hay algo en eso unitario, en la línea de puntos que me inventa un meridiano, un trópico, un círculo polar.
Me he nacido en cada fragmento, en esa división y parte.
Reuno cuando duermo los pedazos del día, de todas las vidas, incluso esta.
Una reunión blanda, la sinuosidad de mi propia vuelta, del paseo rodante, por cada una de las que he sido, soy y seré. Me senté en algún umbral y abrí la puerta, la más estrecha, la más fea y era hermosa en su límite más preciso.
Deseé pasar, las aristas más duras pulieron lo que me sobraba del tiempo.

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