martes, 13 de octubre de 2009

1.2

Sentada en un almohadón, asistía a ese ceremonial duelo de la otredad, la otra edad, la mía, la de mujer pequeña, la niña de la madreselva. En verano hundía la nariz llenándome de olores antes de que me mandaran a dormir.
De postal, una cinta de raso religándome las manos.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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