La comida tiene su propio ritual, si alimentarse es parte de la religión.
La palabra que viene de re-ligare, religar, volver a unir.
La comida me unía en ese rito cotidiano a la cocina de la nona, a la otra casa, y en la repetición diaria me une a esta casa, a todas las casas.
El pan tiene en sí el don del tiempo y creo. Creo en esa secuencia nacida de mi mano que mientras espera el tiempo necesario, al pan le hace crecer el cuerpo. La medida sexagesimal donde parte del aire se le mete dentro, tan dentro, que comiendo pan uno come parte del viento.
Giré la cabeza y de la espalda me crecía un cometa.

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