La pieza era azul celeste y pasé ahí mi última noche o tal vez abracé esa intuición certera de que no habría más noches como esas en ese sitio y dormí en el suelo estirando el brazo izquierdo para rozar con la mano lo más prístino de mis sueños, el más diáfano instrumento de los abrazos, el gesto donde anida la inocencia.
La intuición ignora la edad y al fin de la noche nacía de nuevo pero incompleta.
domingo, 26 de diciembre de 2010
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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