Para moverse era preciso y necesario transitar por los espacios estrechos, por los entremedios. En ese pasillo era imposible encontrarse con nadie, era mano única y tan angosto que parecía hecho solo para unos. El tránsito se hacía insoportable por el humo tan denso, tan cegador que era difícil distinguir hacia donde iba, tiraba patadas al aire para cerciorar que no hubiera algo por delante y si hubiera habido algo lo habría roto igual en el mismo envión.
Hay pasajes donde ver sirve de poco porque no hay qué ver, hay pasajes donde la fuerza no alcanza para evitar lo trazado y rompe el aire. Fracturados entre el viento no nos mueve nada.
domingo, 26 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Datos personales

- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
No hay comentarios:
Publicar un comentario