domingo, 25 de septiembre de 2011

Intuición


En un soberano acto de nada, la intuición entra en escena, con los tules velados haciendo de lo imperceptible su identidad.
En la perdición, el velo se rasga hasta romperse y las voces entran en un cono de sordina y la nada oye a nada.
Con los signos perdidos, la identidad se hace una perfecta desconocida y se habitan espacios ajenos; desterrado de una sintaxis posible, las palabras ya no quieren decir nada y el mundo desaparece y uno hundido en el.
La intuición despliega su sentido oportuno, en el espacio abierto.
Ejercitar el espacio de resonancia puede ser razón de religar el sentido de los días.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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