domingo, 2 de octubre de 2011

Sinestesia


Con los ojos cerrados como persianas bajas, se filtran las luces, los destellos de la medialuz y la mediasombra. Esa intuición de sol lejano, sol de oriente.
Traspasa esa línea de plata y engrosa el espesor con las horas, hasta sucederse un plano completo azul de Prusia y acontece la noche como un suceso inalterable e inamovible. Aquella noche el azul y un viento demasiado leve para llevar tal nombre, da una fina veladura y el plano se hace de un verde demasiado profundo que no retiene en su memoria las hojas de los árboles. Es otro verde y es otra la oscuridad que irradia si se deja ver, un matiz tornasol lo habita y uno ya no sabe nada más de este mundo o de otros.
Un verde profundo lamido de azul, cóncavo es el espectáculo mientras uno se queda sentado con las persianas bajas de los ojos, con un papel de arroz como párpado sustituto.
Noches así, debieran tomar nombre prestado y hacerse llamar obsidianas.

1 comentario:

Waldo dijo...

que lindo pinto ese poema...

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Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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