Un bosque líquido bajo esa tormenta tan oportuna.
Se te cae el cielo encima y sin oponer resistencia te dejas lavar de hastíos, te dejas vaciar de días viejos. Las manos estiradas al costado del cuerpo y la lluvia hace ese último recorrido descolgándose de los dedos.
Te dejas andar así, caminando sin prisa mientras el agua prolifera de verdes, los multiplica y los amplifica. El bosque resuena y te atraviesa.
Verde sobre verde, no hay mucho mas que eso ni que esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario