martes, 20 de marzo de 2012

High Definition

Una imagen te abraza, en realidad millones, millones de postales en una definición que hasta tus ojos ignoran. De pieles tersas solo tenes una vaga sensación en la punta de los dedos, el sentido más abatido de todos te empuja al olvido y casi no recorres cuerpos ajenos; la postal obra las veces de cuerpo y lo logra los días impares de casi todos los meses. La imagen desvanece la memoria que anida en tus otros sentidos, las sensaciones se pierden en el asalto suicida HD y la sangre estrolada se deforma hasta adquirir una realidad estroboscópica. Caerte y hacerte un raspón común y corriente te parece un error de protocolo, esa zona surcada de líneas paralelas y sanguinolentas y que duran un segundo te hacen sentir un desplazado, un excluido del high definition mientras te sacudís la tierra del pantalón. Una cámara capaz de robarte el alma solo cuando sonreís, promueve la desaparición de los gestos concentrados, las caras de nada y los ojos perdidos en algún cuento o en el hastío más cotidiano del que sos capaz. La realidad se vuelve pornográfica, cuando precisa dosis superlativas de brutalidad para arrancarte del sopor. No concebís hallar al viento que te revuelve el pelo como placentero si una cámara no registra esa parte del aire. Sutil quiere suicidarse y la high definition le da su Smith&Wesson de 38 mm.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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