El sol era una gradiente bordeando los contornos. El abrazo engrosa el singular y le borda los bordes.Las palabras pasaban flotando, gravitaban como una necesidad de los consultantes. Después de la afirmación sobrevino un silencio. Había hablado.
-Me llamaste?
-Yo no, estaba diciéndole palabras a otro.
-Qué te dijo?
-Nada. No son a usted las palabras, son al otro
-Qué hizo?
-Usted es el oráculo?
-Solo lo parezco, puedo serlo si lo deseas.
-Estaba conmigo.
-Se fue?
-No.
(Se cierra la grieta de la cañada, desaparece usted)
El verdadero oráculo es el que preguntando hace visible lo invisible, nombrando las cosas como ni no existieran desde antes. La pregunta es la respuesta y viceversa.
sábado, 28 de febrero de 2009
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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