martes, 18 de agosto de 2009

Las casas I

(Hunderwässer)

Uno tiene que verse ahí.
Desnudarse oportunamente bajo el dintel, dejarse llevar hacia adentro, ese espacio intacto en las incertezas, un vacío preciso. Definir lo blanco, conjurarle un matiz, crecer una textura a punta de pasar los dedos en un gesto de caricia.

Me vi ahí y acá diciendo los adioses.
(en algun lugar de las cajas, entra mi casa, la que me acuerdo, la de los pequeños objetos, mi memoria incluida y la cola de algun fantasma)

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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