Interrumpir las historias, con lo abstracto de la sonoridad, con la más pura de las sensaciones posibles, ese estado abierto, ese estado de nacerse puente. De olvidarse y al mismo tiempo recordarse.
Me alumbre de sentir, a boca abierta, a boca llena, las palabras me recorrían por la espalda, vértebra por vértebra, la arista tierna del goce, el placer y un resto de alquimia de nigromante.
Languidecer en esa casi muerte, en casi vida y todo lo demás.
Había soñado eso es cierto y es también milagro, yo no sueño solo soy durmiente de noches consecutivas, estaba ahí abrazada a esa espalda de palabras conjuradas, era el paréntesis que suspende la comprensión. Entremedio decía lo que no digo, ese silencio que la música le da espesor, cuerpo y textura. Nacía puente y caminaba sobre mi, llegaba del otro lado sin nada más que la piel por vestido y las historias por cinta que me ata el pelo y me despeja la cara.
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