Elongar, lo inconcluso, lo tráslucido, recorrer, levitar y verse desde desde ese plano donde los mortales dejan en suspenso su condición.
El borde sobrenatural del encuentro, de la consumación del abrazo, el que llega hondo, el que traspasa, abriendo paso en la espesura. El monte detrás de mis rodillas, esa superficie perversa en su evocación y sentido.
Me vi abierta de par en par, puerta, dintel, ventana, sin dirección, pura obertura.
Respiré una vez más, había desaparecido.
1 comentario:
este muchacho en particular es una bestia con todas las letras.
lindo todo.
besos dos.
sea feliz.
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