martes, 10 de noviembre de 2009

1.21

El borde, clara la clarividente y luna la llena, la menguante, la que siempre crece.
Creciente la orilla para arribar a nado sincrónico y a respiración sucesiva. Aspirar el olor, dejarse nadar y remontar, erguir el músculo secreto, relajar el más hondo, la hondura, el foso, allá cerca del fin, donde el fondo esquiva el beso del pie.
Te verás.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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