Había pensado que el viaje, es la obviedad del trascurso entre dos puntos distantes o adyacentes. Y no tan obvio la transformación de los paisajes, el paisaje del medio, el paisaje del que se va y el paisaje del que se queda. Aunque el sol siga saliendo por el oriente y en el jardín las plantas sigan apuntando al sol, el olor ya no es igual, la vereda es igual solo que adelgaza en siluetas, a la plaza le sobra espacio.
Lo que estaba vacío se llena y viceversa.
Volvemos, sabemos que es el mismo lugar y al mismo tiempo no lo es.
Cambiar es el día y es la noche. Permanecer la certeza de que eso se siga siendo, las dunas en las manos.
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- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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