No paraba de acordarme de vos, todo era por estos días uno de esos papeles chiquitos que ofician de nota y mi cuerpo era esa superficie a donde van a dar pegados con cinta. La memoria es la tercera piel, y me acordé cuando me quedó en carne viva antes de ayer, apreté los dientes para no gritar y te traje de la mano para apretarla cuando el miedo fuera más grande que la razón. Estabas ahí y mi nombre se diluía, la memoria salvaguarda los naufragios.
Me había dejado llevar por el río de los días y me preguntaban por ese caudal donde se mueven los barcos y yo dije la verdad, después de llover me dabas papeles de diario y salía a la vereda a hacer los barcos y montarlos en las pequeñas olas del cordón cuneta. Suavidad hacía falta para que las nubes le acariciaran la cubierta. Nunca los empujé, los barcos saben viajar cuando el río es su río.
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- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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