domingo, 25 de abril de 2010

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Tornado / Hengilás


En alguno de todos los bordes, me brotaban los verdes, esos crecimientos de uno para con el paisaje, la fundición, la inclusión, hacerse parte sin fragamentar.
En alguno de todos los bordes, el color cambia en una degradación perfecta, incluso el gris sabe del sol y el naranja, la tierra oscurecida de lluvia en lluvia, y llueve más.
La felicidad poco sabía de los fuegos chinos, sabía del calor humano. Soplábamos las manos para bienvenir el frío.

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Córdoba, Argentina
Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores

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