Nunca pude dejar de jugar, mal que pasen los años, sigo de a ratos jugando igual.
Barquitos, hacer barcos, infinidad de barcos, plegar cuanto papel me cae a las manos, cuando sume la cifra de oro, el día del diluvio universal jugaremos a ser los muelles donde despedimos con la mano, lo que nos sale de las manos.
Miles de barcos, miles de cartas, algo así era la idea.
miércoles, 19 de mayo de 2010
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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