[segunda parte, desde el altillo]
360 grados de soledad absoluta para perderse en desvaríos de loco, añorar una huida y ser devuelto entre las garras de un dragón frágil.
No faltó el ingenioso que quiso hacer arder a esa bestia de tan buenas intenciones. El dragón no puede desaparecer entre fuegos por la misma razón que quien se halle allí no puede violentar las certezas de su andar trashumante.
Escribió un antiguo visitante a modo de epílogo en la bitácora < lo necesario es también lo justo por más que opongas resistencia y te yergas con tesitura. La dureza no hará más que dejarte proclive a quebrarte en mil pedazos, si ondulas en el viento y montas la tormenta lánguidamente, sino te apartas y dejas que vaya contigo, descenderás de este lugar que hoy concibes como infame y volverás aquí para saber del sosiego>
domingo, 26 de diciembre de 2010
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- Teodoradorna
- Córdoba, Argentina
- Del blanco, al blanco tenue, al blanco tiza y al alba. Después los colores
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